V.A. Joe Meek, And His Magic Wand (Sampler) Prelude To A Great Trip

¡Al fín!, después de dos años y medio pongo en marcha este proyecto sobre los trabajos que realizó ese mago de los estudios que era Joe Meek. Lo tenía que haber presentado hace un año, pero por razones que no vienen al caso, la cosa se ha demorado mas de la cuenta.

Todavía recuerdo cuando hace años el amigo Rick me dijo que en mi blog estaría bien un trabajo sobre este señor, y mi respuesta fue de que había infinidad de trabajos sobre el, y algunos realmente brillantes. Pero con el paso del tiempo pensé que igual era buena idea hacer un trabajo exaustivo, que recogiese todas sus facetas, y así me lie la manta a la cabeza y ha salido una extensa colección, de tropecientos volúmenes, del que hoy os presento este adelanto, donde están muchos de sus grandes éxitos y algún tema de esos que me gustan especialmente.

Le dije a Rick que me escribiera la presentación, contando la vida y milagros de este seños, a lo cual, y como ya es habitual, respondió raudamente con una magnífica historia de su vida y que os transcribo a continuación:

Para una gran parte de los aficionados, el productor es un personaje cuya presencia en el proceso de grabación no está muy clara. Como mucho, se supone que anda trasteando con los botones infinitos de la mesa de mezclas, controla los volúmenes, seguramente vigila para que "todo funcione bien", y listo. Pero se equivocan: para eso están los ingenieros de sonido. Que trabajan a las órdenes del productor, por cierto. Así que su labor debe de tener más importancia de la que pensábamos. Y esa importancia quedó muy clara cuando llegaron los Beatles: ¿alguien cree que su carrera hubiera sido la misma de no caer en manos de Sir George Martin? ¿Por qué ese señor sigue encabezando la lista de aspirantes a "quinto Beatle" que se reescriben de vez en cuando? Pues porque fue fundamental en el progreso musical y técnico, el refinamiento de las canciones y la evolución de los otros cuatro. Un productor puede elevar o hundir a un grupo, así de simple. 

Pero el señor Martin tenía muchos recursos, además de una sólida formación: trabajaba en la EMI, que por entonces era de lo más florido en la industria musical británica, y en consecuencia tenía acceso a los equipos más avanzados del momento. A principios de los años 60 aún se generalizaba el sonido monoaural (salvo en las grabaciones de música clásica) y faltaba mucho para llegar a la fastuosa tecnología de 24 pistas y todo tipo de trucos de sonido, pero un productor con talento ya se podía ir defendiendo. Bien, pues ahora imaginemos cómo sería la situación a mediados de los años 50, la época del rock and roll. El productor como tal no existía: lo común era poner un micro frente al cantante, uno o dos más "de ambiente" frente a los instrumentos y hala, a grabar de un tirón procurando que no hubiese muchos fallos. Así llegaron a las tiendas los primeros discos de Elvis, Berry y compañía. Ese proceso, en esencia, seguía siendo el mismo desde finales de la I Guerra Mundial, cuando comenzaron a popularizarse las grabaciones en discos de 78 rpm. 

Por supuesto, en la Isla pasaba lo mismo con los cantantes pop o las pequeñas orquestas; como mucho, a veces se recurría al catálogo de sonidos ambientales que publicaba la BBC para añadir alguna nota "de color" a la grabación, pero nada más. Y en medio de ese pobre escenario surgió Joe Meek: el primer productor de verdad, el primero que no se conformó con los límites que imponía la escasa tecnología de la época y se puso a inventar trucos para dar más grandeza a las grabaciones. Sin él, figuras mucho más populares como Phil Spector o el mismo Martin lo habrían tenido bastante más difícil. Meek tuvo que luchar contra muchos obstáculos, empezando por su propia naturaleza y siguiendo por la frecuente oposición de los sellos discográficos a muchas de las ideas -algunas geniales, otras no tanto- que proponía. En consecuencia decidió hacerse dueño total de su destino creando su propio sello, lo cual fue un acierto al principio pero acabó llevándolo al desastre. No hay duda de que si se hubiese ceñido a los deseos de la industria, seguramente hoy su fama no tendría nada que envidiar a la de sus colegas más brillantes. 

En cuanto a su naturaleza, la perspectiva era dramática desde el principio. Nacido en 1929, era el menor de tres hermanos varones. Su padre, traumatizado por su experiencia como soldado en la I Guerra Mundial, le transmitió un carácter neurótico; y su madre, obsesionada con tener una hija, lo vistió de niña durante los primeros cuatro años de su vida. Meek fue un gay que, como todos los de su condición por entonces, tuvo que vivir una infancia atroz, solitaria, sufriendo los desprecios e insultos de sus compañeros en los colegios; y luego, de mayor, manteniéndose en guardia, temeroso de algún chivatazo, sujeto a chantajes y boicots, esperando la irrupción de la policía en los clubs que frecuentaba o en su propia casa, porque ser gay en aquella época era ilegal en casi todo el mundo. Entre unas cosas y otras, resulta lógico que tuviese un carácter tan fácilmente irritable. Por otra parte, desde niño se sintió fascinado por los cachivaches eléctricos: sus juguetes preferidos eran los cables, las luces, los interruptores. Por último, a esa afición hay que añadir otra, casi obsesiva, con los "mundos ocultos", la ciencia ficción, el Más Allá... todo ese tipo de asuntos, que por lo general forman parte de una idea nebulosa que imaginamos como El Futuro. Y para Meek el futuro era más interesante, más moderno que el presente. Meek era un moderno absoluto. Pero la suma de todas estas circunstancias dio como resultado un personaje que vivió entre la genialidad y el desastre, como suele pasar con las mentes brillantes que caminan continuamente por el filo de la navaja.

Después de terminar sus estudios trabajó en una planta eléctrica y luego hizo el servicio militar en la RAF, donde sirvió como técnico de radar; ahí se desarrolló su interés por el espacio exterior, las galaxias, el posible sonido de los mundos lejanos que luego intentaría reflejar en la música. Llegó a Londres con 25 años, y tras unos cuantos empleos breves consiguió entrar en la IRC, que por entonces era una de las compañías de sonido más potentes de la Isla; su actividad iba desde programas de televisión o bandas sonoras para cine hasta trabajos de producción para los sellos discográficos, tanto en pop como en jazz o blues, e incluso con pequeñas orquestas. Ahí comenzó a destacar como técnico e ingeniero de sonido, y a mediados de 1956 ya ejercía como productor, especialmente bajo las órdenes de Denis Preston, especialista en producciones de jazz que en 1957 decide crear su propio estudio y contrata a Meek para que busque un edificio con las características necesarias y el material técnico que él elija. En 1958 se inaugura con el nombre de Lansdowne Studio, y fue el más avanzado del momento en la Isla.  

Meek, tanto en la IRS como luego en Landsowne, solía utilizar sus trucos de sonido sin consultar con nadie; de hecho, incluso llegó a tener problemas con algunos artistas por ello. Unas veces le salía bien y otras no tanto, pero lo que está claro es que sus producciones eran una novedad: él fue el primero que comenzó a usar la compresión de sonido, crear ecos, alterar los magnetófonos para crear sonidos inesperados, y tantas revoluciones técnicas no solían ser aceptadas por sus jefes. Así que en 1960 decidió independizarse, creó la productora RGM (o sea, Robert George Meek) y alquiló una casa de tres pisos que sería su domicilio y su estudio al mismo tiempo. La RGM produjo un buen puñado de canciones para la mayor parte de los grandes sellos de la época, y el espíritu de la nueva década parecía ideal para una mentalidad como la suya: Meek era esencialmente una figura pop en el país ideal para ese estilo. 

Por esa época la música instrumental estaba muy de moda, y su obsesión por los "sonidos del espacio" le llevaron a grabar, poco después de estrenar su estudio, material suficiente para una obra que se habría convertido en el primer disco conceptual electrónico de la historia, aunque finalmente solo se publicó un Ep bajo el nombre de Joe Meek & The Blue Men -un grupo de músicos londinenses- y en una tirada muy reducida (por supuesto, el material completo se reeditó hace ya algunos años en CD). Pero su triunfo vino luego: los Shadows se habían convertido en la sensación de la Isla con "Apache", y Meek decidió crear un grupo que pudiese competir con ellos además de servirle como banda de estudio para sus otras grabaciones. Así nacieron los Tornados, el nombre que más se suele asociar con este productor y que arrasaron en medio mundo con "Telstar", en 1962. Esa pieza es el resumen perfecto del espíritu de Meek: una melodía que recuerda a las bandas sonoras del cine del Oeste heroico revestida por un buen puñado de truquitos electrónicos, realzando además la presencia de ese teclado que es el mayor signo distintivo frente a la escuela de guitarras que representaban los Shadows.

Sin embargo a mediados de los 60 las cosas comenzaron a torcerse: el beat estaba acabando con los estilos instrumentales, y Meek no entendía bien esa nueva moda (de hecho, no creyó que los Beatles pudiesen llegar a algo). Su último gran éxito fue en 1964 con los Honeycombs, que fue también el último gran grupo pop de la vieja escuela. A partir de ahí comenzó una cuesta abajo que lo fue destrozando: una excesiva dependencia de fármacos lo mantenía en pie mientras trabajaba febrilmente en su estudio, al que no dejaba entrar a nadie, y su situación económica llegó a hacerse desesperada. La raíz del problema estaba en los derechos de "Telstar": Meek contaba con una buena cantidad de dinero por ello, pero de pronto una demanda por plagio paralizó el cobro mientras no se resolviese el juicio; él, contando con ese dinero, había gastado mucho en nuevos aparatos, y las deudas se le echaban encima. Meek, literalmente, se estaba volviendo loco: según él, Buddy Holly le visitaba con frecuencia para orientarle; pero también una brigada de espíritus del Más Allá estaba dispuesta a hacerle la vida imposible, y se presentaban en el cuerpo de un gato, o por medio de ruidos extraños en la casa. Por otra parte llegó a esconder material de grabación y cintas en los lugares más extraños, convencido de que alguien entraba a robarle las ideas. 

Esta situación llegó a su final el 3 de Febrero del 67 (octavo aniversario de la muerte de Buddy Holly). Para entonces Meek solía estar fuera de sí; un amigo que había subido a verlo tuvo que irse porque lo echó a gritos, desquiciado; al bajar comentó la situación con su casera, y esta subió a interesarse por su estado. Meek la mató de dos disparos y luego se mató él. Tres semanas después, se resolvió el caso de "Telstar" a su favor. Y antes de que terminase el año, se retiró la ley que prohibía la homosexualidad en el Reino Unido. Para él ya era tarde. Pero queda su obra, y esa no muere. Es verdad que parte de ella está desfasada, y que muchas piezas eran simplemente encargos que tuvo que cumplir porque el dinero es necesario, pero eso ha pasado siempre: cada  profesional llega hasta donde puede. Sin embargo, aún hoy en día sorprende la cantidad de recursos que inventó y utilizó Joe Meek en su trabajo. Volvemos al principio: sin él, la historia de la música británica en los años 50/60 habría sido mucho más aburrida.  

Rick.

            

Magnífica presentación de Rick, en su linea que supone el pistoletazo de salida de esta serie.

Os pongo el track list de este "sampler", la mayoría bien conocidas por todos vosotros:

1  EMILE FORD & THE CHECKMATES  What Do You Want To Make Those Eyes At Me For (1959)

2  THE FABULOUS FLEE-RAKKERS  Green Jeans (1960)                    

3  DANNY RIVERS  Can't You Hear My Heart (1960)                     

4  THE BLUE MEN  Orbit Around The Moon (1960)                        

5  LANCE FORTUNE  Be Mine (1960)                                    

6  MICHAEL COX  Angela Jones (1960)                                 

7  MIKE BERRY & THE OUTLAWS  Tribute To Buddy Holly (1961)          

8  IAIN GREGORY  Because (1961)                                     

9  JOHN LEYTON  Johnny Remember Me (1961)                           

10  THE OUTLAWS  Valley Of The Sioux (1961)                          

11  GEOFF GODDARD  Girl Bride (1961)                                 

12  THE MOONTREKKERS  Night Of The Vampire (1961) 

13  THE TORNADOS  Telstar (1962)                   

14  SCREAMING LORD SUTCH  Jack The Ripper (1963)                                                  15  HEINZ  Just Like Eddie (1963)                                    

16  THE HONEYCOMBS  That's The Way (1964)                            

17  THE SYNDICATS  Maybelline (1964)                                 

18  THE CRYIN' SHAMES  Please Stay (1966) 

Las tres canciones, que difícil, ante tanta obra maestra, pero en fin, aquí están:

MICHAEL COX  Angela Jones (1960)

THE TORNADOS  Telstar (1962)

HEINZ  Just Like Eddie (1963)

Pues esto ha sido el "preludio de un gran viaje", que haremos por orden cronológico y unos cuantos volúmenes una vez al mes para no empachar, creo un apasionante viaje por músicas a veces muy desconocidas, sobre todo por su lejanía en el tiempo, que a algunos les apasionarán, pero que para otros serán insoportables, pero creo que es una buena ocasión para ver lo que se cocía en el Reino Unido entre 1955 y y 1967.

Nada mas, hasta la semana próxima.

Se agradecen los comentarios